La espalda recta y vertical de la Virgen se encuentra con la del niño, que se presenta con una importante inclinación respecto a ella y que levanta un hombro sobre el otro, rompiendo cualquier monotonía del contorno. Una vez más, se dirige al espectador para tranquilizarle: “Los que confían en el Señor son como el monte Sión: no tiembla; está asentado para siempre” (Sal 124), “Aunque camine por cañadas oscuras, nada temo, porque tú vas conmigo” (Sal 22). De una forma refleja, el espectador busca las manos de la Virgen. El simbolismo de este tipo iconográfico es el amor. Su mirada no se cruza con la de Jesús, se encuentra con ella en la lejanía, en el misterio de Dios, donde parece encontrar la respuesta serena a tanto dolor, a tanto sufrimiento de la humanidad que, vistos con la perspectiva del Padre, se revelan llenos de paz y sentido, se llenan de gozo en el amor. La mirada de María se dirige al espectador porque ambos son los destinatarios de la herencia de Jesús: “Jesús, al ver a su madre y junto a ella al discípulo que amaba, dijo a su madre: Mujer, ahí tienes a tu hijo”. A través de la mirada toma posesión del mensaje que Jesús y María te quieren dar y escucha la voz interior del Espíritu Santo. Aplaca los vientos erosivos de la infidelidad y la desobediencia, y concédenos que, en torno a él, tu Iglesia se conserve unida, firme en el creer y en el obrar, y sea así el instrumento de tu redención. Así como la lectura de los libros materiales permite la comprensión de la palabra viva del Señor, del mismo modo el icono permite acceder, a través de la vista, a los misterios de la salvación". Así sea. ¿De quién procede toda belleza? El orante ante el icono mira a Cristo y se deja mirar por Él, busca a Dios en silencio contemplativo y se deja encontrar, escucha e interioriza la Palabra… La ternura muestra la imagen de Dios a la humanidad, está en el corazon de toda forma de amor y de amistad.La ternura es el sentir profundo del ser, es saber amar con el corazon. María mira con ternura y tristeza a los que sufren en su peregrinación terrena y a la humanidad pecadora que ofende a Su Hijo. El rostro de María refleja el peso del sufrimiento que lleva dentro, con una expresión de melancólica dulzura y un gesto de maternal ternura hacia su hijo. En la versión griega, este tipo de icono se llamaba "Glycophilus" (γλυκυφιλουσα) - "Dulce beso. Simboliza el misterio de la Trinidad inscrita en el ser del mundo. Por un lado, pertenece indudablemente al tipo Eleousa, es decir, de la ternura, y, por otro, al de la Hodigitria, la que muestra el camino, como indica su gesto. El esquema iconográfico incluye dos figuras: la Virgen y el Niño Jesús, que se aferran entre sí las caras. La maforia presenta tres estrellas doradas, situadas en la frente y en cada hombro, como signo de su inocencia virginal ("inmaculada antes del parto, en el parto y después del parto"). En el rostro de Jesús podemos ver el rostro de cualquier niño que se abraza a su madre queriéndola transmitir protección y consuelo cuando la ve sufrir, dándola seguridad y protección con su abrazo y consuelo con su mirada compasiva y con el incipiente beso en la mejilla de María. Porta la aureola o nimbo propio de la participación en la santidad de Dios que adorna a todos los santos. Es una Virgen tan dulce, sencilla, con una cara de quieta serenidad. La tercera estrella, la del lado derecho es Cristo mismo:“Yo soy la estrella radiante de la mañana” (Ap 22,16). Que tus ojos te acerquen a la Santísima Virgen con una mirada de fe, suplicándole que te dé acceso a su intimidad para hacer más tuyo, más cercano el misterio de la misericordia de Dios. WP Designer. Fuentes de lectura espiritual: textos espirituales, Magisterio, Salmos, Benedicto XVI ... Maria en la vida de la Iglesia y de cada cristiano. Su pequeña boca, de labios bien delineados, nos habla de la necesidad de la escucha ante la Palabra de Dios. María, que aparece sentada, sostiene al Niño en su brazo derecho, mientras sus caras casi se tocan, y el Niño tiene un gesto de cariño, bien abrazándose a ella, con un brazo, bien acariciándola el rostro. La característica principal del tipo iconográfico es el contacto de los rostro del Bebé y de la Madre. ¿Acaso no soy yo la fuente de tu alegría? ¿Qué no estás en mi regazo, en el cruce de mis brazos? ( Cerrar sesión / El conjunto del dibujo se encuentra en un triángulo, con vértice en la cabeza y base en la del cuadro, inscrito en el rectángulo que forma el icono mismo. Crea un blog o un sitio web gratuitos con WordPress.com. Es una iconografía que representa a la Virgen María y al niño Jesús con una figuración muy estandarizada. Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios. La mirada de la Santísima Virgen no se dirige a Jesús sino al orante que está delante. Nos dice: “Él es el camino” y nos invita a adorar al Hijo de Dios, nacido de María, verdadero Dios y verdadero hombre. Ahora detente a ver la imagen, luego contémplala en actitud orante y finalmente gústala en tu interior, con la certeza de que contiene un mensaje de Dios para ti. Incluye cantos y la lectura de un pasaje bíblico. Crea un blog o un sitio web gratuitos con WordPress.com. Es representada además, entre diversos personajes y Santos que varían entre representación y representación. Por un lado, el misterio de todo hombre que puede reconocerse en ese conjunto de dolor e incertidumbre que refleja el rostro de María y que, a la vez, puede ser consolado por un Dios tan pequeño que puede introducirse en las profundidades del alma, en los secretos más recónditos y llenarlos de su Gracia sanadora. (cf. Cambiar ), Estás comentando usando tu cuenta de Twitter. María guarda silencio, escucha la voz interior. Oh Jesús, Rey y Señor de la Iglesia: renuevo en tu presencia mi adhesión incondicional a tu Vicario en la tierra, el Papa. – La mirada. El conjunto del dibujo se encuentra en un triángulo, con vértice en la cabeza y base en la del cuadro, inscrito en el rectángulo que forma el icono mismo. La característica principal del tipo iconográfico es el contacto de los rostro del Bebé y de la Madre. La Eleusa (Ἐλεούσα, "ternura", en griego) es el nombre con el cual se conoce al icono de la "Virgen de la Ternura". Dos de ellas son evidentes en el dibujo. En Rusia, un cierto tipo de íconos de la Madre de Dios que no se correspondía exactamente con la línea iconográfica griega "Eleousa" (ελεουσα), recibió este nombre de "Ternura” y con el paso del tiempo se fue consolidando a través de un cierto esquema iconográfico propio. Es un gesto que exige siempre una respuesta personal. La mano derecha está sosteniendo a Jesús, lo levanta, lo alza para mostrar su gran tesoro. Estrechamente vinculado a la historia de Rusia esta figura de la Virgen es uno de los iconos más populares, venerados en el orbe cristiano, y desde el siglo XIV se venera esta imagen de la Virgen como “Madre de Rusia”. Pero el símbolo remite a algo superior al evidente afecto filial humano. En el rostro de Jesús podemos ver el rostro de cualquier niño que se abraza a su madre queriéndola transmitir protección y consuelo cuando la ve sufrir, dándola seguridad y protección con su abrazo y consuelo con su mirada compasiva y con el incipiente beso en la mejilla de María. Si María, como Mater Ecclesiae, representa a cada uno de sus hijos, el Niño-Cristo es la persona divina que se ha entregado a la humanidad por amor. La Virgen de la ternura: ‘Eleusa’. Cuentan que fue el arzobispo Francis Stafford, en 1991, el que solicitó al Vaticano un día de fiesta dedicado a Nuestra Señora del Nuevo Adviento para la archidiócesis de Denver. Por favor, vuelve a intentarlo. Ahonda en esta relación entre significante (el amor filial humano) y significado (algún aspecto de la relación entre Dios y el hombre) una variación del tipo iconográfico de "ternura": aquél en el que la imagen de la Madre de Dios está amamantando al Niño Jesús. Lo sentimos, tu blog no puede compartir entradas por correo electrónico. Me gusta contemplar en este gesto a María, Madre de los sacerdotes y maestra de vida eucarística. Tiene tres estrellas, una en la cabeza y dos en los hombros: simbolizan su virginidad antes, durante y después del parto, así como la Santísima Trinidad.